REDACCIONES

Cada mes hacemos redacciones que cuentan para nota y se elige a la ganadora de cada curso, aqui os presentamos algunas de ellas

Querido Daniel:
Hoy ha sido un día bastante largo, hemos empezado con el Pantócrator de la catedral. ¡Por fin acabamos con los 24 ancianos !
¡Llevábamos año y medio! Aun así….te aseguro que éste nos llevará algún tiempo más.
Nos han dicho ¡Que quieren el trabajo bien hecho, o no habrá salario…!! Y para lo poco que nos dan más vale hacerlo bien.
Encima aquí, no nos consideran arquitectos sino artesanos, sin mérito ninguno incluso después de ver nuestras obras. ¡No recuerdan ni nuestros nombres!

Estoy muy cansada, pero unas horas de sueño se perdonan por escribirte. Se te echa en falta. Cuando me pongo a pensar qué hago yo aquí me consuela estar segura de que  es para ayudar económicamente a los padres y a ti, mi hermanito favorito. Estoy lejos, pero cada segundo que pasa queda menos para veros…
Aun así, últimamente se me está haciendo más ameno, ¡No te lo vas a creer!, pero he conocido a un chico llamado Santiago, te voy a contar como sucedió todo, te contaré hasta el más mínimo detalle, pero  Shhh! Ya sabes que a los papis…nada.

Todo empezó una tarde-noche que llevaba la cabeza un poco atontada. Venía de una reunión de 3 horas ni más ni menos, en la que habíamos tocado distintos temas, sin parar de hablar, escuchar, pensar, anotar ideas…..y venía reventada. Además, la noche anterior, no dormí nada, me tuve que fabricar un traje original para está reunión a la que asistirían algunos de los arquitectos más importantes  de nuestra ciudad. Eran las 8 de la noche, todo estaba oscuro y yo, como ya te imaginarás, iba en mi propia burbuja como de costumbre y, de repente, desde un balcón gritaron ¡AGUA VAAAA!....Y sí, tu hermana, se intentó apartar pero reaccionó demasiado tarde, y todo, repito, todo, vino a caer encima mío. Me quedé sin saber qué hacer.



Al pasar unos instantes me miré desde los pies hasta dónde mi vista me permitió y al ver mi traje…!oh, no! ¿Podría ocurrir algo bueno esa
noche?  ¡Todo lo peor que me podía ocurrir ya me había pasado! Y entonces…apareció él…

Dani, aun se me escapa un suspiro soñador cada vez que pronuncio su nombre… ¿Quieres que siga?
Corriendo bajó un chico alto, rubio, de ojos verdes ¡Todo lo malo lo recompensaba él! Te lo prometo, se me olvidó todo. Entré en su casa, y  me  dejó una capa con la que no pasaría frío hasta llegar a mi hogar. Me sentí estupenda, se comportó muy bien conmigo y me pidió perdón de corazón unas 3 veces. De camino a casa, conversamos y me enteré ¡de que él sabía quién era yo! Sabía que era la arquitecta de la catedral, y sabía, que hoy empezamos con  el duro trabajo del Pantócrator y sabía también, que los 24 ancianos, nos llevaron un año y medio…Me quede extrañadísima y mi cabeza sólo se preguntaba  ¿Cómo?
Y como si mi pensamiento hubiese leído, me dijo:
“Se quién eres desde hace 4 años que  llegaste a la ciudad, se que vienes desde muy lejos para conseguir algunas monedas y ayudar a tu familia y se que las frutas del bosque….no te gustan mucho”.
Me quedé más extrañada aún, no sabía que decir, me dejó la mente en blanco, ¿quién sería ese chico que sabía todo sobre mí y había aparecido en mi vida por un despiste? ¿Sería…? ¡Sabía hasta lo de las frutas del bosque…y ya sabes que eso no se lo digo a nadie nunca! ¿Quién podría ser? Y con sus siguientes palabras me aclaró todo:


“¿Nunca te has fijado en el pequeño puesto que todos los días espera a sus clientes enfrente de la catedral? Justamente ese que vende frutas del bosque, justamente ese que tiene un vendedor muy parecido a mi y que desde hace 3 años  espera esperanzadamente a que tú llegues y le compres, que  espera a que  te fijes en él, ¿de verdad nunca te has fijado en ese vendedor que de tanto que pasas de largo se ha dado cuenta de que detestas las frutas del bosque y cada mañana se plantea cambiar la mercancía de su puestecillo? Pues sí, soy yo”.


Y Dani, sin decir ninguna palabra, nos dimos cuenta de que nos habíamos enamorado. Llegué a casa, me metí en la cama y como sin darme cuenta me quedé dormida.
Ahora todas las mañanas le compró algunas de las frutas que luego reparto a los pobres mendigos de la puerta de la catedral, dónde cada día intentan sobrevivir y sacar algunas monedas para comer. Recuerda que todo es un secreto. Escríbeme pronto: Tu hermana que te quiere, Candela 10 ( ya siempre firmo con el 10 en honor tuyo..jiji).
 
Candela fons -2ºESO

No hay comentarios:

Publicar un comentario